Solsticio de invierno

Illustration © 2019 by Carson Ellis /Candlewick Press

Illustration © 2019 by Carson Ellis /Candlewick Press

 

El solsticio de invierno, ese punto álgido en el que la noche se alarga y el sol parece rendirse ante la oscuridad, ha cautivado la imaginación humana desde tiempos inmemoriales. Más allá de un simple cambio astronómico, esta fecha representa un momento de profunda introspección, renovación y renacimiento. Esta fecha, que este año cae el 21 de diciembre a las 21:27 hora del centro de México, representa también un punto de inflexión espiritual y cultural.

En este baile celestial, cuatro figuras se entretejen: Saturno, Yule, Saturnalia y Huitzilopochtli, cada una con su propio ritmo y significado.

Saturno: El Señor del Tiempo y la Estructura

         

 En la astrología, Saturno tiene su casa en Capricornio, el signo que rige el solsticio de invierno, la estructura, la responsabilidad, la disciplina y el tiempo. Asociado con el elemento tierra, este planeta frío y seco se relaciona con los huesos, la piel, los dientes, las articulaciones y el sistema nervioso en el cuerpo humano. En el solsticio de invierno, la energía saturnina se intensifica, invitándonos a reflexionar sobre nuestras estructuras internas, a fortalecer nuestra disciplina y a prepararnos para un nuevo ciclo. Saturno entró directo en el signo de piscis en marzo de este año hasta febrero del 2026 moviendose lentamente por los signos del zodiaco y en piscis ayudando a atenuar la inconstancia y la variabilidad para poner orden. Saturno es madurez y confianza.

 

Yule: La Celebración Pagana del Renacimiento

        

Para los pueblos paganos, el solsticio de invierno marcaba el inicio de Yule, una festividad que honraba el regreso del sol y la promesa de la primavera. Se encendían hogueras para simbolizar la luz que regresaba, se adornaban los hogares con ramas de acebo y muérdago, y se disfrutaban de banquetes y bailes para celebrar la fertilidad y la abundancia. Yule era un tiempo de alegría, unión y esperanza.

 

Saturnalia: La Fiesta Romana de la Libertad y el Disfraz

    En la antigua Roma, el solsticio de   invierno se celebraba con la Saturnalia,   una semana de jolgorio dedicada al dios   Saturno. Durante este período, las   normas sociales se invertían, los   esclavos disfrutaban de un breve   periodo  de libertad y se intercambiaban   regalos. Se organizaban banquetes   públicos, juegos y disfraces, creando un   ambiente de alegría desenfrenada. La   Saturnalia era un tiempo para romper  con las normas y celebrar la vida.

 

Huitzilopochtli: El Dios Mexica del Sol y la Guerra

                   

En la cultura mexica, el solsticio de invierno se asociaba con Huitzilopochtli, el dios del sol y la guerra. Se celebraba con rituales y sacrificios para asegurar el regreso del sol y la victoria en la batalla. Huitzilopochtli representaba la fuerza, la determinación y el poder del sol naciente.

 

Unificando los Símbolos

Más allá de sus diferencias, Yule, Saturnalia y Huitzilopochtli comparten un hilo conductor: la celebración del regreso de la luz en el solsticio de invierno. En este momento de oscuridad máxima, la esperanza renace, la luz comienza su retorno y la tierra se prepara para un nuevo ciclo.

En el corazón del solsticio de invierno

Este mágico evento nos invita a:

  • Reflexionar sobre nuestras estructuras internas y fortalecer nuestra disciplina.
  • Celebrar la vida, la unión y la esperanza.
  • Conectar con la naturaleza y el ciclo natural de la vida, la muerte y el renacimiento.
  • Agradecer las bendiciones del año que termina y establecer nuevas intenciones para el año que viene.

El solsticio de invierno es un tiempo para la introspección, la renovación y la alegría. Es un momento para recordar que, incluso en la oscuridad más profunda, la luz siempre regresa.

 

 

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